La Internet es sólo el medio. Evangelizar es nuestra misión y nuestra obra cómo discípulos, seguidores de Jesús. Evangelizar por Internet es usar esta red para adelantar la tarea que Jesús nos encomendó. ¿Qué espera Dios de nosotros? Un bello pasaje en el Antiguo Testamento nos recuerda la forma en que Dios anunció, siglos antes de que aconteciera, la llegada de la buena nueva a la tierra desolada y hambrienta de redención. Isaías 42:6-7 dice:
“Yo, el Señor, te he llamado en justicia; te he tomado de la mano.Yo te formé, yo te constituí como pacto para el pueblo, como luz para las naciones, para abrir los ojos de los ciegos, para librar de la cárcel a los presos, y del calabozo a los que habitan en tinieblas”
Así presenta Isaías al Mesías, el escogido que Dios que habría de traer paz y salvación a su pueblo atormentado y arruinado. El Mesías prometido es Jesús, el siervo de Dios por excelencia. Jesús jamás buscó lo suyo propio; sino que durante toda su vida se entregó a la tarea que su padre le había encomendado; es decir, a la salvación de la humanidad. Dios no escogió a un gran rey, o a un poderoso militar, ni a un exitoso hombre de negocios, ni a un prominente intelectual. El escogió un siervo. Esta profecía es tremendamente radical. La salvación viene de un siervo y todo aquel que cree en Jesús y se convierte en su seguidor debe seguir el mismo modelo. Evangelizar es ante todo servir. Donde no existe espíritu de servicio, o donde el servicio es sólo un pretexto, no hay tampoco evangelización real.
Pero Isaías no termina ahí. El Mesías vino al mundo con un propósito definido. El vino a traer luz y libertad. Notemos que la profecía no dice que el Mesías vendría a hablar de luz y libertad. No necesitamos alguien que nos hable de las bellezas de la libertad, o del extenso significado de este término, o que nos diga cómo podemos alcanzar la libertad. Necesitamos alguien nos traiga libertad, que ponga manos a la obra para sacar de sus prisiones eternas a los que están oprimidos por sus propios vicios, injusticias, prejuicios y errores. Evangelizar es precisamente eso. Es comprometerse con Cristo y no descansar hasta lograr la libertad y la paz de los que están cautivos de todas las diversas formas de opresión que usa “el príncipe de este mundo.”
Unos capítulos más adelante en 49:8-9, Isaías volvió a usar términos e imágenes muy parecidas; pero esta vez con un gran énfasis en la restauración de su pueblo desunido y derrumbado después del cautiverio. Los que vivimos a este lado de la cruz, no podemos evitar pensar en el establecimiento del nuevo pueblo de Dios, que es la iglesia. Tampoco dejamos de pensar en la nueva Jerusalén o en la nueva creación de las que hablaron también Pablo y los otros apóstoles. La verdad es que lo que Dios tiene en mente es una renovación y una transformación totales. Esa es su obra Mesiánica y la evangelización consiste en comprometerse con Dios para ser obreros constructores de su nueva Creación. Nada menos que este compromiso puede llamarse evangelización en el sentido bíblico pleno.
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